El Pulpo

Kevin Ramírez
5 min readMay 24, 2020

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Una reflexión sobre el Periodismo y el libro ¨Recordar es morir¨ de Daniel Coronell

Dejándome antojar

Primer día de tercer semestre, el reloj marcaba las 6:42 am; y seis pisos me esperaban para subirlos. El frío de aquella mañana junto a los nervios, que asemejaban a una primera cita, afloraban. A ritmo de rap en mis oídos, escalaba cada peldaño hasta llegar al mismo salón en el cual como primiparo universitario, probé las primeras mieles de una Historia social de la comunicación. [1]

Tal vez quedé con ganas de más. Ahora, un año después, ese salón seguía significando historia para mí; pero no de comunicación sino del periodismo. Me reencontré junto a algunos compañeros que como yo, se aventuraron a esta salvajada de profesión; y por fin, conocí a esa persona que escribió ¿Tabernas con micrófono o gargantas de la patria? La Radio Comercial en Colombia: 1930–1954[2] el texto que afirmó mi amor por la radio en Colombia.

Pero dejando el sentimiento a un lado, recuerdo que aquella clase fue amena aunque me encontré en un dilema. ¿Recordar es morir de Coronell? ¿Una semana de quince años de Vladdo[3]? O ¿Hechos para contar de Marta Ruiz y Lorenzo Morales? Teníamos que elegir uno de ellos para realizar esta crónica, que usted querido amigo, está leyendo. Las dudas rondaban mi cabeza mientras salía de la universidad hacia mi casa; pero ¡agh! Ya habrá tiempo para pensar. Me subí al bus, prendí la radio y dormí un rato. Al llegar a casa, seguí mi maratón junto a Morfeo[4]. Ese lunes no le di mucha importancia a decidir el libro… ni el martes, ni el miércoles, ni el jueves hasta llegar al sábado donde tenía que ir por los ¨ingredientes de la receta¨.

Haciendo mercado en Panamericana

-¿Entonces, Kevin? ¡Tienes que elegir ya! Lo sé pero no me decido- Estaba desesperado mientras peleaba conmigo mismo. No sabía si elegir aquel libro de Vladdo que sonaba tan bien por su historia y aparente lenguaje coloquial; o ese en el que podría ir conociendo a aquellos periodistas de los que tanto he escuchado; o tal vez, el texto de aquel hombre que a veces parece un detective. Al final, me decidí por el de Vladdo. Fui a la Panamericana de Hayuelos, busqué el libro por sus pasillos y no lo encontré. Entonces pedí ayuda y empezaron las preguntas. ¿Una semana de quince años? No lo tenían ¿Hechos para contar? No lo tenían ¿Recordar es morir? Si lo tenían, pero no lo quería. Ahí recordé las palabras de mi profesor ¨Con ese libro, hay dos opciones; se van del país o se quedan¨. No lo pensé más y ¨Veci, regáleme ese¨. [5]

Vamo´ a cocinarlo

Al llegar a casa con el libro entre mis manos, lo destapé y empecé a leer; pero mientras mis ojos recorrían línea por línea, me comencé a dar cuenta que la historia que contenía este texto no era una cualquiera. Era una sobre un pulpo que ha ido creciendo y atemorizando a Colombia durante muchos años. Un pulpo lleno de abusos, amenazas y absurdos. Un pulpo enfermo de poder que parece cínico al querer cambiar el pasado, y que en repetidas ocasiones, convence a los peces de su pecera para convertirlos en sus ¨hijitos¨ bajo el lema de ¨hacer patria¨ y ¨trabajar, trabajar y trabajar¨.

Seré sincero. A pesar de que estaba atrapando la historia del pulpo, me distraje y aquel animal literario nadó entre las aguas de la procrastinación alrededor de dos semanas. Mis ganas de ir de pesca por ese pulpo se desvanecían hasta que la semana pasada, me enteré que ese octópodo tendría que estar servido para la próxima clase a las siete de la mañana. Así es como agarré mis gafas para pescar, mi caña #2 color amarillo con punta de grafito y me fui a ese lago para dar con la captura de ese desquiciado animal.

Al leer me daba cuenta que estaba entendiendo mucho más que en toda mi vida. Temas como; la toma del Palacio de Justicia, la yidispolitica, las chuzadas del DAS, ¨Uribito¨ y su Agro Ingreso Seguros, la gran ballena de Saludcoop y el Kraken de Ordoñez; por fin, me iban quedando claros mientras iba sacando de las profundidades a aquel cefalópodo. Cuando lo tenía en mis manos empecé a cocinar ciertos factores comunes de sus tentáculos, como lo son: los favores políticos y familiares, el desprestigio, el fanatismo, el engaño y la venganza, las ¨casualidades¨, la persecución, lo absurdo y la indignación. — ¡Ah bueno! Esta última es el ingrediente que aporte a esta receta… tal vez no se asusten con el cambio-.

Sirviendo al pulpo

¿Y saben? La política no es mi fuerte, podría decir que no me gusta y que quisiera estar alejado de ella; pero verla en ese plato de desgracia, corrupción e ilegalidad con un saborcito a injusticia e impotencia… me deprime. Aún no me cabe en la cabeza como han destruido familias con balazos a quemarropa, como han vendido la presidencia por un ¨puestico¨, como se han metido en la intimidad de las personas para desprestigiarlas, como han querido parecerse al diablo y han llevado los subsidios de los campesinos a los más ricos, como les ha importado más el dinero que la vida de las personas, como han llevado el fanatismo hasta otro renglón. Si me preguntan por algo qué recordar de este libro, estos hechos estarán en mi cabeza repentinamente.

De postre

No todo es amargo, ahora viene el dulce. Este texto me ha dado un mejor panorama sobre la política en Colombia y siento que mi nivel de ignorancia –que todos en algún grado tenemos- ha disminuido. Además veo la gran labor que tiene un periodista en la sociedad, de ir en busca de la verdad y recordar la historia para no repetir los errores; porque muchas veces los malos no son tan malos, y los buenos no son tan buenos. Como último bocado, puedo decir que aunque la lucha contra los peces más gordos de esta pecera sea difícil, yo creo en un país mejor; porque creo en mi gente y en el cambio. Por eso, no creo que Recordar es morir; yo creo que Recordar es vivir. Soy Kevin Ramírez, y me quedo en Colombia.

[1] Asignatura del Ciclo Básico de la carrera de Comunicación Social en la Pontificia Universidad Javeriana.

[2] ¿Tabernas con micrófono o gargantas de la patria? La Radio Comercial en Colombia: 1930–1954. Texto escrito por Nelson Castellanos.

[3] Caricaturista critico colombiano.

[4] Dios griego que induce al sueño y vela por los buenos sueños.

[5] Dicho coloquial al comprar.

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Kevin Ramírez

Trazo letras y sonidos acerca de la sociedad, la música y mi ciudad. Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Javeriana de Bogotá. Ig:@kevins_ramirez